miércoles, 28 de enero de 2015

Duelo N° 10,934


Un enjambre de libélulas se revolvía flotando en el espacio ante las nubes, dos grandes nubes que se reunieron borrando el azul entre medio, se volvieron una y siguieron de largo rumbo al Este, hacia el río.
Las loras hacían jaleo ocultas entre las ramas de un fresno. Un niño perseguía con pasos inseguros las burbujas que su madre formaba al soplar a través de un alambre con forma de lupa forrado de estambre. Las ramas de las araucarias se mecían serenamente, como esos animales-planta que viven prendidos a las paredes de los abismos en lo hondo del mar.
Pude ver todo eso cuando estaba tumbada sobre la manta. Ahora escribo en mi libreta, veo mi sombra, mi vestido. Lo demás se ha ido y sólo queda esto. No se puede escribir boca arriba.