domingo, 15 de noviembre de 2015

Red oculta


Hay un dedo en el agua.

Las naranjas no pueden comerse.

Conectar a una red inalámbrica oculta.
No tener que repetir cómo fué que llegué hasta aquí
eso me alegra mucho de estar a tu lado.

Me olvidé el libro de Gabriel en el alféizar. Nadie usa más esa palabra
pero lo olvidé ahí.
Había olvidado tu cuerpo y el olor de la desgracia.
Pensé que ya no quedaban más árboles como estos. Soñé
que los árboles estaban libres de toda enfermedad
y que las naranjas eran dulces y podían comerse apenas
arrancadas de la rama.
La red recoge los frutos para que no revienten contra el suelo,
son increíblemente grandes, deliciosos. Nunca creí empaparme
con sólo acercar mi dedo.

No te equivoques hermoso brote de clavel, una flor como vos
es una bendición. No permitas que las plagas se apoderen de lo único
que puedes dejar ondear ante el viento.
Lava tu cuerpo,
conserva tu gentileza. Es increíble que sólo hayas cambiado
para hacer más robusto aquello que te sostiene ante mis ojos.
Una vez más me hace bien verte.

Una vez tu sonrisa me indicó la dirección correcta
y todavía nos seguimos encontrando
bajo un techo de estrellas
junto al fuego
y las palabras son dulces
tocaste mi hombro
y escuchaste mi voz
cuando dije te quiero.

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