viernes, 21 de agosto de 2015

Duelo N° 11,139 Cosas que flotan


Fascinada con el genio de los muertos por sobredosis y los suicidas
dejé todo.
No conseguí extasiarme ni
convertirme
en un sonido aterciopelado,
encontrar nuestro espíritu en el follaje de un árbol.
Ningún ladrillo fue suficiente
para levantar un muro suficientemente alto
que pudiera llamarlo por el nombre de casa.
Sólo, si acaso, algunas paredes prestadas,
momentos esperando bajo mi propia sombra en el verano,
espiar a la gente que baila sin vergüenza
y a los chicos que navegan
barcos de papel en la cuneta.

Los pasos de aquellos que se retiran sin 
llevarse nada consigo
son melodías exactas
y nosotros aquí
equivocados,
con la única certeza de volver a encontrarnos,
extrañamos los sueños 
en los que flotamos
y seguimos afilando nuestros globos para
entender cómo será el mundo mañana
sin éxito.

La fe también flota
aunque no sé de qué se trata.

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