jueves, 3 de diciembre de 2015

Sistema operativo

Dentro de este polígono de paredes alquiladas
entre las lianas de cobre cubiertas de plástico negro
entre medio de todos estos forros y pastas, lomos, solapas,
hojas descosidas, despegadas, sin tapa y entre
las pilas de discos compactos que no tenemos dónde tocar
envejece mi sistema operativo
y seis años no han pasado volando sino
mutando,
avanzan con pasos de mamut.
Calaveras eléctricas yacen en los
cajones llenos
de dispositivos
vacíos,
no se rompen cuando caen al suelo.
Hemos comprado
teléfonos que ya no se pueden marcar,
adaptadores
para los aparatos perdidos
en los bolsillos del equipaje que guardamos
para hacer viajes que nunca se llevan a cabo.
Ese horno de microondas
grande como una ventana
funciona pero ya no puede usarse
porque no cabe, pasó de moda,
hay que aterrizarlo porque sólo tiene dos patas,
es peligroso
ahora.
En el corazón de la máquina algo gira ágilmente y repica
cuando la escucho con atención parece
querer decirme algo
antes
de apagarse
sin motivo.


miércoles, 25 de noviembre de 2015

Distorsión


Durante el estado de sitio habíamos ensayado
cómo hacer cortinas con cables que recogimos en la avenida
hemos dejado millones de botellas vacías
y esperan en la vereda
a que volvamos a buscarlas
y rellenarlas de arena
cuando todo se vaya a la mierda.
Hay un montón de campo aquí cerca, tenemos
cajas llenas de semillas y bolsas rellenas
de bolsas de naylon
el vientre vacío y las sábanas gastadas que bordó mi bisabuela,
muchos libros, algunas maderas.
Ayer tuvimos que ir a casa de mi suegra a pedirle dinero.
Sacó del cajón los billetes que el banco le dio a cuenta de su jubilación,
ella fue maestra rural,
y nos prestó mil pesos
que ahora se sienten como si el estado nos hiciera el favor de ayudarnos.
Seguimos siendo niños. No queremos ir más a la escuela. No queremos
vestirnos con ese uniforme amarillo y violeta
y sentarnos
detrás de un escritorio como este
lejos de casa. No tenemos dinero
para comprar zapatos caros, por eso no corremos,
por eso no tenemos un empleo.
El plan B es juntar a un par de locos
y ocupar un terreno
casas de cartón y cables de red
y criar hijos
para que nadie pueda echarnos.
Pero hoy, como nuestras madres y nuestras abuelas,
enumeramos unos ante otros
los gastados enunciados del contenido de la heladera
No hay pan
no hay Tang
y nos sentamos a comer fideos con salsa, un vaso de agua helada
calentamos el café de la mañana, el único vicio caro que nos queda,
y volvemos a nuestras trincheras detrás de la mesa
donde las teclas emulan el sonido de la próxima lluvia.
Ya no tenemos fuerzas para volver atrás.
Hay en el fondo un montón de ladrillos huecos.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Red oculta


Hay un dedo en el agua.

Las naranjas no pueden comerse.

Conectar a una red inalámbrica oculta.
No tener que repetir cómo fué que llegué hasta aquí
eso me alegra mucho de estar a tu lado.

Me olvidé el libro de Gabriel en el alféizar. Nadie usa más esa palabra
pero lo olvidé ahí.
Había olvidado tu cuerpo y el olor de la desgracia.
Pensé que ya no quedaban más árboles como estos. Soñé
que los árboles estaban libres de toda enfermedad
y que las naranjas eran dulces y podían comerse apenas
arrancadas de la rama.
La red recoge los frutos para que no revienten contra el suelo,
son increíblemente grandes, deliciosos. Nunca creí empaparme
con sólo acercar mi dedo.

No te equivoques hermoso brote de clavel, una flor como vos
es una bendición. No permitas que las plagas se apoderen de lo único
que puedes dejar ondear ante el viento.
Lava tu cuerpo,
conserva tu gentileza. Es increíble que sólo hayas cambiado
para hacer más robusto aquello que te sostiene ante mis ojos.
Una vez más me hace bien verte.

Una vez tu sonrisa me indicó la dirección correcta
y todavía nos seguimos encontrando
bajo un techo de estrellas
junto al fuego
y las palabras son dulces
tocaste mi hombro
y escuchaste mi voz
cuando dije te quiero.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Online Radio/Más de lo que te imaginas

No entiendo cómo funciona un teléfono

que los electrones hacen cosas insólitas para los humanos
nosotros sólo podemos ir
de acá para allá en nuestro atuendo de pellejo
y nuestro cerebro electrificado realiza
sinopsis de las que no tenemos noticia
a menos que tomemos esas pastillas color de rosa todos los días.
Mucho menos me cabe en la cabeza
cómo es que llegan hasta aquí
las ondas de radio que emite una antena clavada
en la Colonia Santa Fe, en la Ciudad de México
o en el lejano territorio de Juneau, capital de la extranjera
República de Alaska. ¿Y el cable de red?
¿Y mi conexión wireless?
Todo alrededor vibran sonidos silenciosos,
frecuencias que agitan nuestras membranas aunque no
nos demos cuenta
todo esto es un gran misterio
como dios
la universalidad
o esa historia en la que
el hay más de uno y éste flota
en el espacio,
en compañía de todos los otros universos posibles.

Eso que nos conforma
es incomprensible
aunque parece fácil encender
la radio y escuchar música
y la voz de un viejo amigo
un domingo a la noche
mientras se cocina la cena.

lunes, 26 de octubre de 2015

Voz media


Transmitir boca a boca la sensación de tu alegría
colocar canciones en tu mesa de noche
Cerrar los ojos de cara al sol de la tarde, dejar curtir la piel mas no el alma. El alma
suave no se herrumbra, el alma firme no se desprende de súbito de quien
mantiene encendida su llama cada día
merodear en los lindes de la gracia
suplicarle a los árboles que no dejen de mecerse no dejen
de soltar sus hojas sobre las veredas mojadas. Guardar
las palabras por si el silencio agotara
nuestra calma.
Escapar a los débiles nudos de la lengua mutante.
Resguardarse de las multitudes acorraladas tras el alambre.
Ignorar ante todo sortilegios y panfletos, descartar cualquier diagnóstico irremediable.
No volverás atrás. No pisarás tus propios pasos.
Vamos camino hacia ningún lugar mas seguiremos adelante.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

El Rey Del Pasto II


El Rey del Pasto termina de armar una ametralladora de bubble gum crisis.
El polen es color violeta como el humo que expelen sus aureolas. Exhala.
Todo este tiempo estuvo en su casa. Quién hubiera creído otra cosa. Ese muñeco pendejo a cargo de todo no pondrá jamás un pie adentro ni cerca de su trampa.
Ayer recibió una llamada en su oficina en casa. Alfredo, en su silla eléctrica motorizada, le trajo el teléfono para que atienda
el tubo, unos labios carnosos fundidos con brillantina lila.
¿Aló? Dice el Rey.
Es su doble al teléfono.
No puedo soportar más esta mentira, jefe. Me están apretando mucho. Quiero volver a Culiacán a ver a mi familia.
¿Escuchaste eso, Alfredo? Pregunta el Rey al mayordomo.
Alfredo asiente. Baja a la Baticueva. Lo recibe un drone que flota a su alrededor. La voz electrónica cumple con sus comandos.
¿En qué puedo servirle, Amo?, dice el robot con su voz de lata.
Envía la baticleta al penal. Hay que sacar de ahí al CH-G2.
La baticleta es una máquina realmente magnífica. A través de un control
remoto Alfredo y solamente Alfredo el mayordomo puede manejarla.
La baticleta zarpa desde la residencia secreta del Rey y cuarenta minutos después
aparece frente a la celda del CH-G2, la apariencia del reo haría dudar a cualquiera,
podría ser un clon del Rey del Pasto pero sólo un clon. Rey del Pasto sólo hay uno.
Al día siguiente el CH-G2 se reporta desde Sinaloa:
Mi querido jefe, ya estoy aquí. Mis sobrinos me están haciendo una barbacoa. Todo el pueblo está contento. El lunes le deposito las dádivas.
El Rey se alegra.
Me alegro mucho, dice. Hiciste todo muy bien.
Mientras tanto en el penal los de la PGR no saben ni pa dónde se les fue el capo.
Tenerbisa avisa de una red de narcotúneles
como si fuera un cuento nuevo. Los reporteros
no saben que el bebé Ascárraga toma de la rica recién desembarcada por uno de esos
igualito
que va a parar directo a su oficina de San Ángel.
Pero Rey no se mete con ellos ni se mete ya nada
más que algún canuto cada tanto, cuando su nena
y él ya han tomado el desayuno juntos a la mesa y la princesa
se marcha rumbo a la escuela.
Después de mirar el noticiero de la mañana
sin volumen y reírse de las locas historias que inventan los que mienten
y los que no saben nada, el Rey se toma un tehuacán con limón
y baja a la alberca. Se echa un clavado y da algunas brazadas,
se pasa la mañana haciendo el muertito, flotando en el agua,
escuchando el sonido del filtro que separa lo sucio de lo limpio. Trata
de olvidar los días en que huía de algo. El cannabis le ayuda a relajarse.
Más tarde Alfredo llama. Es la hora del almuerzo y la princesa ha regresado.
El Rey se enrosca en su bata gastada,
sube la escalera en patas y se sienta a la cabecera. Su hija le da un beso
en la frente mojada.
Ambos comen la deliciosa comida de su dieta balanceada. Los científicos rusos
la inventaron. El Rey pagó por ella dándole trabajo a más de seis mil mexicanos.
El Rey reza en silencio antes de probar un bocado
y pide al cielo que su hija y él puedan
vivir juntos algo así como un millón de años.

martes, 29 de septiembre de 2015

Dulce


Cada vez que te maldigo
una pizca de azúcar se vuelve
negra. El café
se traga y disipa las imágenes de aquella ciudad.
Hermanos lejanos habitan
tras los muros hechos de fajos
de guita/ladrones
que alguna vez entraron por
la ventana del baño.
Había quedado abierta
mientras pasábamos un día en el campo.
Me pidieron que me quedara en el auto
mientras los adultos volvían los cajones
a su sitio y tiraban las sábanas
al lavarropas como si alguien hubiera muerto dentro.
Anoche soñé que tenía una pistola en la mano
y apuntaba, apretaba el gatillo. Era fácil la muerte
era tibia como la sangre
que fluía (era dulce) por un agujero
que atravesaba mi cerebro.
Sólo estaba el cuerpo.
Nada me preocupaba.
Más fácil de lo que pensé.
Entraste cantando a la habitación
llevabas en brazos al gato
abriste la persiana
y entró la luz.
Había llovido
y no lo supe
hubiera querido escuchar la lluvia
sentir la humedad que trajo un día sereno y limpio
pero estaba dormida
soñando que me mataba.
Al parecer cualquier arma de fuego lastima la carne,
incluso al despertar. La cabeza me explota.
La fortuna no me ha traído la paz.

martes, 25 de agosto de 2015

Sonar

En los silencios de la música
se escucha claramente una tormenta que cae
en alguna parte donde siempre llueve.
El hombre pájaro pasó frente a mi casa
como cada día a esta hora,
dijo que somos un sonar y nuestra
alma es un valle. El sonido es invisible y
reverbera en una frecuencia que no somos capaces de escuchar.
En las cuencas de nuestro valle, quizá allá lejos,
los cambios ocurren, se desgarra un acantilado,
un árbol cae y hace ruido
aunque nadie lo escuche.
Nuestra alma es un valle, dijo,
un valle lleno de recovecos,
en algún lugar ha llovido durante todo este tiempo.
El diluvio
continúa
y los animales se ahogan en lo profundo de las barrancas,
la crecida los toma por sorpresa, y a los hombres también,
construyeron su casa a la orilla del arrollo quieto.
El agua brilla en el fondo de un pozo seco.
Los riscos más altos se volverán islas
y algún día volveremos a encontrar tierra o crecerán nuestras aletas.
El agua amplifica los sonidos y sobreviviremos en la corriente
hasta varar en la costa. Ahí, finalmente,
alguna criatura erguida utilizará su bisturí
para comprobar nuestra causa de muerte.-
Reventaron por dentro.

viernes, 21 de agosto de 2015

Duelo N° 11,139 Cosas que flotan


Fascinada con el genio de los muertos por sobredosis y los suicidas
dejé todo.
No conseguí extasiarme ni
convertirme
en un sonido aterciopelado,
encontrar nuestro espíritu en el follaje de un árbol.
Ningún ladrillo fue suficiente
para levantar un muro suficientemente alto
que pudiera llamarlo por el nombre de casa.
Sólo, si acaso, algunas paredes prestadas,
momentos esperando bajo mi propia sombra en el verano,
espiar a la gente que baila sin vergüenza
y a los chicos que navegan
barcos de papel en la cuneta.

Los pasos de aquellos que se retiran sin 
llevarse nada consigo
son melodías exactas
y nosotros aquí
equivocados,
con la única certeza de volver a encontrarnos,
extrañamos los sueños 
en los que flotamos
y seguimos afilando nuestros globos para
entender cómo será el mundo mañana
sin éxito.

La fe también flota
aunque no sé de qué se trata.

miércoles, 29 de julio de 2015

Carta En Off al Dr. René Favaloro o El experimento

“(…)
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis
padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
(...)

Sólo espero no se haga de este acto una comedia.”


René Favaloro.
Carta a Fernando De La Rúa, Presidente de la República Argentina.
29 de julio del 2000.




Estas primeras líneas que están aquí escritas no tienen la menor importancia, los editores contemporáneos la cortan sin dudarlo; a ningún lector le interesa saber lo difícil que es empezar por el principio, encontrar un principio, alguno, mucho menos se hable de vivir -o morir- respetándolo. Dicen que estos párrafos menores sirven solamente al escriba para aflojar la mano, no importan las ideas ni su orden, mucho menos los sentimientos de un joven muchacho o un viejo sepultado en algún lugar de la vibrante Buenos Aires. ¿Cómo se encuentra esta noche en su tumba, Dr. Favaloro? Calculo que las cornetas de la victoria se escuchan ahí como gemidos de antiguos mastodontes.

El día que Ud. terminó con su vida encontré a mi abuela Lucía llorando en la cocina, escuchando la radio, dentro de veinte días habrán pasado exactamente catorce años. Me contó lo que había ocurrido. Entonces, apenas pude comprender por qué lloraba mi abuela; sin duda era una ironía. Me imagino a un joven René las noches de guardia cabeceando junto a una camilla, renegando todos los días de su vida con dios y con el diablo por culpa de una estúpida válvula viva, perfeccionando en su cabeza un invento
que cambaría para siempre la historia de la medicina mientras decenas de familias lloraban en las salas de espera del Hospital Güemes por una puta orden grande de papas fritas con huevo y queso, rezando para que la cena de la noche anterior no hubiera sido la última de aquellos hombres muertos, todas esas cabezas de familia.

Lo que no entendí en aquel momento es lo que ahora entiendo, y por ello es que escribo esta carta para un suicida. Quizá sabiendo que alguien comprende el motivo de su muerte verdaderamente -aunque ya no importe- Usted sienta por un instante que todo valió la pena. Siento pena, Dr. Favaloro, y hoy entiendo por qué se quitó la vida. Quizá esta lección evite que yo consiga disipar mis locas ideas de volarme la cabeza, pero las ideas siempre son difíciles de ordenar, ya lo dije más arriba, tal vez a Usted no necesito explicarle demasiado.

Voy a decirle algo que quisiera decirle a otras personas pero no puedo, por eso me gusta hablar con los muertos. Me siento honrada de que Usted reciba ahora mis palabras; no tengo nadie con quien hablar y nadie mejor que usted comprendería. Mire...

Yo no soy ciudadana de ninguna parte, no tengo obligaciones civiles más que las  que proceden de mi propia ética, y quiero decirle esto a los ciudadanos del mundo, a las personas de América sobre todo, mi patria grande, mi pedazo de tierra:
Así como soplan la corneta cerca del Abasto, con la misma entrega a la Nación Argentina, a esta tierra que no es mía -todos los días lo recuerdo-, con la misma fuerza habríamos de hinchar para ser todos un equipo. Así como ahora, todos los días. Porque el Campeonato Mundial de Futbol, Dr. Favaloro, me hace sentir pena por los seres humanos, porque ahora festejamos estar todos juntos, tener la misma camiseta y experimentar la misma alegría, pero nunca hacemos eso mismo unos por otros sin el teatro que montan las multinacionales, sin este gran circo que montó la Organización de las Naciones Unidas. Nunca -o casi nunca- somos de abrazar a los que están al lado con el corazón en la mano, ser auténticamente felices, nunca por sus logros, ni por los míos, por nada que venga del prójimo, mucho menos por el sólo hecho de estar aquí reunidos.

Reconozcámoslo: somos marionetas.

Suena lindo la alegría, suenan lindo las trompetas, esta tierra es hermosa y está llena de gente sabia y de gente buena. Sólo por hoy estamos juntos para siempre. Sólo por hoy somos compañeros incondicionalmente. Ganamos por penales, todo gracias a Sergio Romero, arquero de la selección Argentina. Me da mucho gusto sin duda por él, y por su equipo. Alegrémonos todos, pasemos la noche en vela bebiendo, brindando, cantándole a nuestra patria, a nuestra bandera. Pero ¿Por qué no podríamos ser así de unidos por nuestra gente? ¿Por qué no podemos pedir con el mismo ahínco? ¿Por qué no podemos llevar a cabo las tareas de educación y servicio, el trabajo de devoción y confianza que exige ser parte de una República y seguimos fomentando su Soberanía? ¿La Soberanía de quiénes?

Desearía, Dr. Favaloro, que este momento se congele y sigan sonando en mi ventana las cornetas eternamente. Desearía ser víctima de esta alegría, que me arrobe, que me eleve, que me lleve más allá de mí misma, a deshechar la ignorancia, a la conquista de la sabiduría. Que a cada quien en su casa, frente a su tele, con su cerveza Quilmes, con nuestros YPF, que a todos nos pasara lo mismo,
que tuviéramos una epifanía.

Pero mañana todo va a volver a la normalidad. El día de la patria va a quedar atrás y no tendremos que plantearnos si San Martín o Bolívar o José María Morelos eran en verdad libertadores o sólo querían dejar de pagar impuestos a la Corona de España para quedárselos ellos. Qué le importa eso ya a los pueblos independientes de América. Qué carajos le importan estas preguntas a nuestra autonomía.

Mientras escribo estas líneas miro en el Facebook las fotografías de cómo explotan manzanas enteras en lo poco que queda de Palestina. También leo el Código de Núremberg, el mismo que Ud. cita en su carta suicida. He aquí algunos de sus principales artículos: 

* El experimento debe ser tal que dé resultados provechosos para el beneficio de la sociedad, no sea obtenible por otros métodos o medios y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.

* El experimento debe ser realizado de tal forma que se evite todo sufrimiento físico y mental innecesario y todo daño.

* No debe realizarse ningún experimento cuando exista una razón a priori que lleve a creer el que pueda sobrevenir muerte o daño que lleve a una incapacitación, excepto, quizás, en aquellos experimentos en que los médicos experimentales sirven también como sujetos.

* El grado de riesgo que ha de ser tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia humanitaria del problema que ha de ser resuelto con el experimento.

* Deben realizarse preparaciones propias y proveerse de facilidades adecuadas para proteger al sujeto de experimentación contra posibilidades, incluso remotas, de daño, incapacitación o muerte.

* Durante el curso del experimento el sujeto humano debe estar en libertad de interrumpirlo si ha alcanzado un estado físico o mental en que la continuación del experimento le parezca imposible.

* Durante el curso del experimento el científico responsable tiene que estar preparado para terminarlo en cualquier fase, si tiene una razón para creer con toda probabilidad, en el ejercicio de la buena fe, que se requiere de él una destreza mayor y un juicio cuidadoso de modo que una continuación del experimento traerá probablemente como resultado daño, discapacidad o muerte del sujeto de experimentación.


Me pregunto qué clase de experimento está llevando a cabo la FIFA. Si realmente vale la pena ser testigo de esto y tratar de seguir vivo a pesar de sus signos, a pesar de no morir en el intento por qué nadie ejerce su poder de cambiar el mundo, de darle una patada en el culo al dinero, de dejar de pedirle educación al abstracto ente de El Gobierno, dejar que todo se resbale, como una dosis de morfina. Una dosis de taurina para seguir adelante sin importar para qué carajos, queremos libertad y no tenemos nada, una victoria en un partido de futbol, por ahora, para Argentina, y el mundo se vuelve cada vez más cruel, Doctor. Gente necia, vos, yo...


Ayúdeme desde el lugar en donde se encuentre. Cure este mal que me afecta:

Afecta mi corazón, aprieta mis venas.

Permítame pensar que todo esto vale la pena...

Mañana vamos a ser mejores personas. Vamos a dejar de ser quienes somos ahora.

Súbitamente

toda la historia nos va a importar una mierda

y vamos a mirar al que está al lado, vamos a

preguntarle

qué le hace falta,

y si podemos dárselo se lo demos,

y si no, podemos pedírselo a cualquiera de nuestros hermanos.

Y ser libres finalmente.

Sin la muerte.

Sin la adaptación del más apto.

Quiero vivir, Doctor Favaloro.

Quiero vivir sin Estado.

Sin La Lectura Equivocada.

Sin que el camino del héroe sea siempre un gran fracaso.

Desearía que estés vivo, Favaloro, y que viviera mi abuela.

Que vivieran los héroes de la Revolución Industrial,

Conocer a los que sobreviven.

Eso quiero.

No estarte hablando a vos, a los borrachos,

una fría tarde de otoño.

Estar muy cerca tuyo y aprovecharlo.

Aprovechar tu calor.

Aprovechar tu abrazo.

Sacarle el jugo como una manzana Neuquina

o del Estado de Washington.


Escrito el 29 de julio del 2014 durante el Campeonato Mundial de Futbol de Brasil para el proyecto Favela 11.

viernes, 17 de julio de 2015

Duelo N° 11,104 - Edificios indestructibles

Ayer soñé con hermosos edificios blancos que flotaban

casi, por encima de la avenida, sostenidos sólo en sus cuatro patas

como mamíferos. Cuando me desperté

me fue revelado cómo estaban hechas sus hermosas formas blancas

orgánicas

eran de plástico

y habían sido hechas con el mismo sistema

que usan las impresoras 3D. Un chorro de polímero tibio

estirando fibras hasta conseguir erguirse ante nosotros.

Edificios indestructibles.

Estabas tú. Sí, tú. Llevaba en mi pecho todas las almas los momentos

a tu lado

bajo el sol de invierno

la risa que me salvó del holocausto

la levedad de ser aquella niña pequeña que alzaste en brazos.

A veces me despierto llorando por el mundo pinchado

no floto aquí. Sólo estás en el recuerdo

o en otra parte
pero yo te llevo. Avanzamos

en este canal alternativo

hacia el ruido de los parlantes. Vamos a volver a encontrarnos

bajo la luz fría, en la cola del baño,

ante la puerta cerrada nos sentaremos en el suelo,

abriremos nuestras mochilas. Tendremos todo lo que necesitábamos

para grabar un disco de abrazos, volver a mirarnos comer

mandarinas abajo del árbol.

Estoy despierta pero sueño

que te llevo en mi pecho. Que no te extraño.
Que vos también sos parte de este mundo raro y tal vez

estarás pensando en mí.

Espero que no pienses en mí tanto.
Que no sufras el frío.
Que la vida pase a tu lado como alguien que se levanta el sombrero

como diciendo buenas tardes o hasta luego. Volveremos a encontrarnos

hermano.

miércoles, 28 de enero de 2015

Duelo N° 10,934


Un enjambre de libélulas se revolvía flotando en el espacio ante las nubes, dos grandes nubes que se reunieron borrando el azul entre medio, se volvieron una y siguieron de largo rumbo al Este, hacia el río.
Las loras hacían jaleo ocultas entre las ramas de un fresno. Un niño perseguía con pasos inseguros las burbujas que su madre formaba al soplar a través de un alambre con forma de lupa forrado de estambre. Las ramas de las araucarias se mecían serenamente, como esos animales-planta que viven prendidos a las paredes de los abismos en lo hondo del mar.
Pude ver todo eso cuando estaba tumbada sobre la manta. Ahora escribo en mi libreta, veo mi sombra, mi vestido. Lo demás se ha ido y sólo queda esto. No se puede escribir boca arriba.