martes, 21 de febrero de 2012

19/2/2012

No podíamos distinguir entre verdes y azules y cuando hicimos la sopa todo el mundo quiso meter la mano. No hay quien desaparezca y si desapareces todo el mundo se pregunta dónde estás.-¿Dónde estuviste?-. Qué te importa. Nunca te ha importado nada.
Pasar siempre el mate hacia la izquierda y tener cuidado con el mundo, que está detrás de ti.
El colchón está limpio y en el refrigerador había café. No sé cómo habrá que repartir las cosas, pero hay algunas que nos son repartidas equitativamente.
Espero dejar de quejarme de mí misma. Torpemente, que otros aprendan a hacerlo más, sólo para sentirlos iguales. ¿Cómo podríamos igualarnos? Algo totalmente absurdo y para nada simpático, querer que el otro sea de la manera fastidiosa en la que uno se comporta. "En ellos está la verdad que hay en mí." Los hongos reunidos en una colonia. Otra colonia de hongos más pequeños cerquita de ahí. Un gato que se dirige a nosotros. Una carrera por encontrarnos, sorprendernos, descubrirnos perdidos.


¿Quién engañó al capitán de la barca dorada?
Quién ensayaba los peces como si saltaran del suelo, 
plateados peces sin alas. 
Otra vez hazte estambre, mira tus zapatos; la luz que quedó encendida y podrías haber apagado. La oscuridad que no puede verse bajo el techo, tras el nylon.
El río va revuelto porque hay lluvia. Las centellas me estremecen, se disuelven y brillan en mi voz.

Alguna vez seremos serenos, con una sola lámpara encendida palpitando fuertes por la noche 
en el nombre del día.