miércoles, 25 de febrero de 2009

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Escribí esto hace algunos días. No lo había publicado porque no parecía suficiente. Gracias Benja por las porras y que sea un nuevo comienzo.

Hoy es mi cumple. Pareció una buena fecha para empezar a hacer cosas que no había hecho nunca y continuar haciendo cosas que había dejado de hacer no sé muy bien por qué. Mis dedos están entumidos porque hacía meses que no escribía más de cuatro renglones en la computadora. Qué mal, parece ser. No me voy a justificar. Estuve haciendo otras cosas importantes, entre ellas hacerme pendeja. En todo este tiempo pensé en postear muchas cosas, conclusiones, aventuras, pero nunca ninguna de esas cosas fue más fuerte que la hueva y que mis otras prioridades y ocupaciones. También pensé en lo estúpido de tener un blog. Ser “Blogger”, “Bloggear”… DIOS. Esas palabras no pueden existir. Hay toda una fantochería inútil alrededor de esto. En ocasiones recordé qué cosas significa o significó originalmente este espacio para mí: un sitio en el que publicar mis mambos.

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Maaaaaaaaaaam-bó

HEY!

Eso es todo. No hay nada más aquí.

¿Qué más? ¿En verdad será que hay magia? ¿Destino? ¿Amor? ¿Certezas?

Algún día viejo hubiera afirmado que no, pero ahora no me animo. En este breve tiempo he empezado a comprender que a las afirmaciones no hay que hacerlas, hay que dudarlas. Dudar o reventar.

No hay nada más aquí. Estoy yo y es casi de día. Es el día de mi cumpleaños. Nací a las 10:10 de la mañana del 20 de febrero de 1985. No sé qué día era. En mi correo aparecieron mensajes de felicitación desde el otro lado del Ecuador. Hoy me habló Nadia, una vieja amiga, una de las más queridas que jamás he tenido y un día dejé de tener. Hoy me habló María, mi amiga más querida. Ayer la función estuvo estupenda. Hoy no sé si voy a hacer algo con mi familia para celebrar. Tal vez mañana parta un pastel con la compañía.

Las cosas están ahí como nunca antes. Cerca y en vano. Lejos y deseándolas. Algunas combinado.

Quiero comer un pastel de tres leches y soplar veinticuatro velas. Quiero que estén las cinco personas que más cerca tengo en este mundo y que me canten las mañanitas y que todos sepan por un momento hasta dónde quiero a cada uno. Quiero darle un abrazo a mi hermana Caro y suplicarle que todo sea como solía ser entre nosotras. Quisiera hablar por teléfono con mi abuela Luci y que fingiéramos que vamos a vernos pronto, a comer un asado todos juntos, que nada le ha sucedido. Empezar la universidad, escribir para una revista o dos, ganar todo el dinero que puedo ganar, tener una casa con todos los servicios, tres pares de zapatos nuevos, salud y amor.

He ahí todo eso.

Tal vez hacer algún viaje, para que haya aeropuertos también.