martes, 9 de septiembre de 2008

La dirección opuesta

Sábado. La cita era a las 10:30 am en las afueras del centro de la ciudad: mal sitio. El taxista había hecho el recorrido tan rápido como pudo, aunque cuando me trepé al vocho ya era tarde. En el camino, además de contarme un buen chiste, en el medio de la plática plantó un.- Te va como te sientes. ¿Usted cómo se siente?-. Qué contestarle... ¿Le digo que bien o que últimamente siento que me ha ido bastante mal? .- De maravilla señor-. Unos minutos después cobró sus cincuenta varos y se fue.
El edificio institucional estaba ahí, ahí estuvo todo el tiempo que me tomó encontrarlo, a seis o siete cuadras en dirección opuesta de hacia donde caminé en un principio. Cuando di con él ya me dolían las plantas de los pies. Mis zapatos están viejos. Regístrese, suba, primer piso. Era muy tarde para aparecer quitado de la pena a una entrevista de trabajo, casi las once pero pues ya qué ¿No? Sentí algo horroroso y luego subí.
Un gran espacio. Aire de hospital público. El reloj clavado a una columna no tenía pila y perpetuaba convenientemente las 10:30. Bueno... eso estaba bien. El calendario Gregoriano no funcionaba ahí. Justo a tiempo para mi cita. Un par de mesas altas forradas con linóleo, un sillón tapizado con lana azul y enfrente una mesita con una pila de periódicos del día. Largas filas de computadoras armadas de pedazos y algunos jóvenes con esa apariencia que uno conservaría únicamente si tiene un trabajo de fuerzas básicas. Nadie te puede ver ahí. Tal vez ni los que están trabajando alrededor tuyo.
Once de la mañana y gente guardando sus cosas para irse ¿Pues a qué hora habrán llegado? Eso me despertó algunas sospechas... Lugar sin ley. Ninguna estampa de "AMBIENTE 100% LIBRE DE HUMO" ¿A quién en el mundo le importaría que en un agujero como ese siga habiendo viciosos? ¿Contaminadores? ¿Malos ejemplos para la sociedad? Claro que no. Fumando en ayunas y ceniceros rechonchos de colillas.
Los demás aspirantes al puesto iban vestidos de traje oscuro y corbata. DIOS. ¿Qué no leyeron la parte que decía "TRABAJE DESDE CASA"? Obviamente nadie espera que en un lugar como ese alguien ande de traje. Qué orgullosa me sentí de no ir over dressed. Prefiero llegar de jeans a una fiesta de de rigurosa etiqueta. Al menos yo estaré cómoda y puedo llamarle idiotas a las chicas cuyos torsos intervenidos por varillas de corset y cuyos pezones pegosteados bajo un par de Liftys aúllan Sáquenme de aquí. Yo y mis Converse no tenemos queja alguna. Sólo que están viejos.
El cuerpo de trabajo del lugar estaba formado por ejemplares como una mujer despeinada y decolorada en rubio con vivos color verde alfalfa que portaba unas licras y una orgullosa camiseta de los Pumas; un tipo moreno y arrugado que en su tiempo libre bien podría haber sido el chairman de una cadena de narcotienditas, y un humilde nerd quien ya había pagado suficiente derecho de piso como para ser el Dj del lugar. En su playlist sonaban Velvet Underground y Radiohead, parte del soundtrack que cualquiera elegiría para su ópera prima. Nada mal.
De un ejemplar de "El récord" saqué la sección que supongo que se llama Entretenimiento pero no me he fijado. Es la primera vez que me veo en la necesidad de acudir a ella. A lo mejor se titula Evasión de la realidad o los lugares como ese pagan una mensualidad extra para que esa sección sea añadida al periódico, como una atención a la gente que tiene que esperar sentada en ese horrible sillón. No sé si sirve para que uno se sienta menos peor o justamente para que te vayas acostumbrando a la decadencia. Esperé mi turno jugando al Sudoku... cuando me cansé o bien me terminó de dar asco estar sentada sobre esa mugre, me paré a echar un ojo más atento: detrás de archiveros y lockers color gris rata alcancé a ver la sugerencia de algo que en un principio descarté por increíble pero descaradamente fui y me asomé.- Sí-. En efecto era el área de descanso conformada por unos cinco catres. CATRES. Viejos catres, algunos graciosa y aparatosamente doblados como sólo ellos tienen la cualidad de hacerlo, intentadno no estar ahí sin lograrlo en absoluto, poniendo gran énfasis en su carácter ortopédico, militar, pobreza extrema. Y otros más que eso eran la cama de alguien: cobijas extendidas y gruesas que a juzgar por lo que llamaremos "Percusión" no pueden haber olido nada bien. Pero sin duda había un ser humano que dormía ahí porque había puesto especial cuidado en estirarlo todo y hacer ese revés propio de las camas de hotel, cuando muestran el emblema bordado con cinco estrellas en el dobladillo de las sábanas. Yo hubiera hecho lo mismo si fuera mi cama... No lo es Lu. Piensa que no lo es .- ¿Lucía?
.- Ehhhh ¿Sí?
.- Pasa por favor.

La mujer habló. De cinco de la mañana a una de la tarde. 70 notas mínimo. Un promedio de $2 pesos por nota. Desde tu casa...
OK. $140 pesos diarios. Ocho horas de trabajo. Voy a estar en piyama sentada en el comedor de casa. Pero lo más probable es que si me echo un palomazo cada vez que aborde una unidad de transporte colectivo junte al menos la mitad de eso, con la diferencia de que podría continuar durmiendo por cuatro horas más cada mañana, lejos, muy lejos de ese catre furioso de pulgas, en mi propia camita con sábanas limpias de color azul.
La prueba dura una hora. Consiste en ocupar un asiento ante una de esas PCs y escribir la sinopsis de cinco noticias publicadas en la edición matutina del ESTO. El secretario de Hacienda, las inundaciones en Chihuahua, la demolición del Toreo de Cuatro Caminos y dos más que no retuve porque mi psique conserva todavía algunos de sus mecanismos de defensa.

Salí de ahí pensando que el trabajo "NO ESTABA MAL"
!!!!!!
¿Qué es lo que no estaba mal? Si esa era mi reacción ante lo que me acababa de pasar, todo marchaba bien excepto mi autoestima. Si aceptara ese trabajo, en un santiamén todo lo bueno que hay a mi alrededor comenzaría a tomar la apariencia de ese sillón, del cabello de esa mujer, de la instalación de luz expuesta de esa oficina.

Descubrí que uno de mis dientes se está manchando por fumar tanto. Tengo una ampolla gigantesca en el pie izquierdo porque mis zapatos están muy viejos. Mi peinado se asemeja a un casco del escuadrón Robotech. Mi tratamiento anticelulitis se está por terminar; y pensé si realmente lo que necesito es tener un trabajo cualquiera, tan vulgar como ese, o debería correr justamente en la dirección opuesta. ¿No dijo el taxista que te va como te sientes?
Entonces me cepillaré los dientes seis veces al día, buscaré unas plantillas para reparar mis zapatos y caminaré cada vez que vaya con tiempo de sobra rumbo a algún lugar. Ahí es donde hay que concentrar el esfuerzo. En comer papaya, tallarse con esponja, visitar a un amigo, reír y amar, fumar menos, cortarse el pelo, echarle ganas, despintarse las uñas de los pies, escribir algo, sentarse en el parque, comprar un caramelo, encender una vela, decir dulces sueños, sentirse bien.